Villamartín siempre ha destacado por su gastronomía. Hasta nuestros días han llegado las "zopas", en especial la de tomate y la de espárragos. Su base principal es el pan, no tiene caldo y el resultado es una especie de masa o tortilla con un sabor inconfundible y típico de este lugar. Destacan también los caracoles y las cabrillas en salsa.

Otro de los fuertes de su gastronomía son los dulces. Resalta su crema pastelera y, por encima de otros, los roscos blancos y los torpedos. Hasta cuatro generaciones de pasteleros villamartinenses guardan celosamente la receta de tan exquisitos manjares.

En los últimos años destaca la elaboración de quesos artesanos y vinos de la tierra que han conseguido poner el nombre de Villamartín en lo más alto de la gastronomía nacional e internacional.

Antiguamente las huertas surtían de productos de primera calidad a la población local y hasta nosotros siguen llegando sus verduras a través de la agricultura ecológica, representada en Villamartín por la cooperativa de productos ecológicos más antigua de Andalucía.  Hasta este lugar llegan multitud de especialistas y estudiosos en el tema para aprender de sus métodos tradicionales de cultivo. 

Enlace al documental "Darle la vuelta a la zopa": https://www.youtube.com/watch?v=i2wwj6UKdyQ

LA ZOPA  

La zopa es un plato compuesto básicamente de pan rebaneado, y no picado, rehogado en aceite frito, con ajos fileteados y fritos también, al que se le agrega desde tomate, pimientos, habas, espárragos, tagarninas, coles... hasta pajaritos fritos. Aunque hoy día ya apenas se hacen estas últimas, dado el gran valor insectívoro de estas aves, y la gran variedad de otras carnes, y al alcance de todo el mundo. Por último, se le echa agua, pero ésta se consume, quedando la sopa sólida, no líquida y caldosa. Esta comida es, tal vez, la más popular de Villamartín, la que mejor define el pasado reciente de nuestro pueblo. Responde a una comida campesina, de gran poder calórico, que se hacía entre las cuadrillas de gañanes para la comida del mediodía, entre las 12'30 y 13 horas. Según Curro Morales, a las 10'30 de la mañana, la cuadrilla hacía un alto en el trabajo de unos tres cuartos de hora. Mientras que uno de los gañanes se quedaba al cuidado de las yuntas, los demás se iban a recolectar espárragos para la zopa, y las mujeres a trabajar en tareas domésticas. Claro está, según la estación, la variante que se le agregaba a ésta cambiaba, aprovechando siempre aquello que el campo y el monte les brindaba. 

El recipiente donde se cocina es llamado "el sartén", en masculino. Es utilizado y conservado con sumo cuidado, dejándolo siempre impregnado en aceite para su mejor conservación. 

El buen pan blanco de trigo era caro y, por eso, escaso. Sólo la clase más acomodada comía trigo; la clase trabajadora y campesina comía pan de mezcla de granos, de color gris. Entraba en su composición cebada, centeno, avena o maíz.

Generalmente eran los hombres los encargados de elaborar este plato en la cuadrilla, entre las que había también mujeres. Se podría aludir que para mover el sartén y hacer que la zopa, una vez seca y en forma de queso, dé la vuelta en el aire, se requería la fuerza del hombre; pero es más razonable si decimos que, mientras los hombres preparaban la comida, las mujeres aprovechaban para realizar otras muchas tareas domésticas, como lavar a amano, por ejemplo. Actualmente siguen los hombres realizando las zopas, ya como tradición. 

(Del libro Cocina Tradicional de Villamartín)      

 

 

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