María La Mónica pasó de nuevo por Villamartín, en esta ocasión por el Teatro Manuel Fraile, para ofrecer lo mejor de su arte. María estuvo acompañada en el escenario por el guitarrista Adriano Lozano y por Adrián Trujillo en la percusión. 

 

 

Desde los primeros momentos María demostró su absoluto dominio en el escenario y conectó con un público al que fue tomándole el pulso a medida que interpretaba los temas. Y de esta manera, con letras que recogen sus vivencias cotidianas desde un lenguaje de andar por casa, hizo partícipe al público de su propio show. Un derroche de fuerza desde el corazón, desde la humildad, la sencillez y la pasión.

Aunque María ya nos había visitado en otras ocasiones, como conciertos en el exterior o incluso ofreciendo talleres relacionados con el Flamenco, era la primera vez que lo hacía desde el escenario del Teatro Manuel Fraile. Y triunfó llenando hasta la última butaca.

En poco más de una hora María La Mónica resumió de forma magistral su evolución personal, su aprendizaje y su visión hacia el futuro. Canciones con mensajes positivos para sensibilizar y hacer del mundo un lugar mejor, baile espontaneo que fluye sin pensar sobre el escenario o unas ganas de hacer disfrutar al público que no se ven en otros artistas, convirtieron el concierto de María en la mejor forma de celebrar el Día Internacional del Flamenco. Como bien dice la artista la música no se receta, pero es la medicina pa el alma.

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